domingo, 11 de octubre de 2015

Entelequia de amores de antaño, bohemios, singulares y extraviados en el tiempo.

Tormenta de recuerdos debilitan el corazón.

En un instrumento se ha convertido el ser humano, para usar y ser usado, más no para amar.

Se hace el amor sin amor, imitan a las maquinas ¡qué ironía! consuelo de estúpidos, complacen el cuerpo de manera momentánea, para separar la individualidad y la soledad, ser uno en un instante para sentirse completo y regresar al vacío infinito de la soledad.

Pero ¿Quién cultiva el alma? ¿Quién le cuida? ¡Acaso está en extinción!
Solo sé que mi travesía tiene un destino marcado directo al fracaso, pues no hay mucha esperanza de que las cosas cambien, sé que he caído como todos o como ninguno.

Quiero intercambiar amor por amor, quiero quebrar la coraza que aprisiona el corazón, quiero intentarlo, y quizá algún día lo haga, o quizá nunca.

Quisiera aventurarme a mil amantes y fallar, pero saber que lo volví a intentar.


Olvide

La noche mengua tu silueta presa de mis sueños,
pero la melodía seguía sin ser escuchada.

Olvide sentirte en los sábados de lluvias tardías y en los rincones de mi alma,
olvide el eco de tu voz en el alba,
olvide besar al mar.

Se apagó la llama de tu amor, aunque he de creer que nunca existió. Recordé el dolor que produjo tu ausencia y la maldita indiferencia.

Soledad que da un encanto amargo a la existencia, recordé tu espíritu indomable y la dureza de tu alma.

Olvide decirte te amo
Me reserve el amor por temor
Cuando intente demostrar mi amor, lo hierático de tu corazón heló el mío


Olvide recordar lo que realmente éramos tú y yo.