Entelequia de amores de antaño, bohemios, singulares y extraviados
en el tiempo.
Tormenta de recuerdos debilitan el corazón.
En un instrumento se ha convertido el ser humano, para usar y ser
usado, más no para amar.
Se hace el amor sin amor, imitan a las maquinas ¡qué ironía!
consuelo de estúpidos, complacen el cuerpo de manera momentánea, para separar
la individualidad y la soledad, ser uno en un instante para sentirse completo y
regresar al vacío infinito de la soledad.
Pero ¿Quién cultiva el alma? ¿Quién le cuida? ¡Acaso está en
extinción!
Solo sé que mi travesía tiene un destino marcado directo al
fracaso, pues no hay mucha esperanza de que las cosas cambien, sé que he caído
como todos o como ninguno.
Quiero intercambiar amor por amor, quiero quebrar la coraza que
aprisiona el corazón, quiero intentarlo, y quizá algún día lo haga, o quizá
nunca.
Quisiera aventurarme a mil amantes y fallar, pero saber que lo
volví a intentar.